Danza en un vacío, suave y tierna
con un delicioso y cautivante vaivén.
Atrapas mi mirada, condenas mis delirios,
¿serás tú quien me lleve al edén?
Vuela como en un dulce sueño
dejando a la vista la belleza de sus colores,
hacen recordar dulces y amargos sabores.
Una vida de la que supuestamente serás dueño.
De un extremo a otro desciende sutilmente,
similar al transcurso de toda una vida,
tiempo para conocer el llanto y la risa,
el amargor y muchas delicias.
Mas en este lapso muchas penas habrán de pasar,
como los colores que te han hecho marchitar.
Así como rápido has de dejar la rama y caer,
nosotros marchitamos y la vida se comienza a desvanecer.
Con el mismo vaivén nuestra alma y corazón dudan,
discuten y nos hacen actuar sin conciencia alguna.
Todo lo que en este tiempo hemos de aprender
será como la mezcla de colores que llevas al caer.
Sentimientos y razones,
experiencias y emociones.
Distintas gamas, muchos colores,
conjunto de matices que se superponen.
Caes lentamente tranquila y sin prisa,
suave y tierna, sin penas ni risas.
Callas un secreto de armonía
para los humanos prohibido
con el cual todos los colores serían llanos,
sin tormentos al pensar en lo vivido.
Tu trayecto ha de terminar y al tocar el suelo descansarás,
triste y sola en un eterno sueño, al edén llegarás.
Mientras yo he de seguir el vaivén como castigo,
para poder despertar... llévame contigo.
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