lunes, 30 de abril de 2007

Minicuento 3: las calles de niñez que reunieron dos pasados.


Sin aliento y sin palabras, el brillo de los ojos reflejaban la emoción y la felicidad del tan inesperado reecuentro. Pasearon por esos bellos barrios donde crecieron y desarrollaron su amor por la música, sin embargo, la jugada del destino separó sus caminos y aquella hermosa ilusión se desvaneció. Él no demostraba su edad parecía 15 años más joven, se veía más vigoroso y jubiloso en sus gestos, en cambio su amigo se veía más opacado y aflijido como si los años hubiesen sido piedras que cayeron sobre su espalda. Él, a pesar de estar lejos de casa y de su familia, nunca dejó de ser quien era a pesar que su libertad casi le cobró la vida, pero conocía medio mundo y tenía en su mente un cantidad de estilos de música inigualables. Su amigo no pudo con la misma suerte de él y contra su voluntad debió dejar el bello sueño. En un comienzo parecía insoportable, pero de a poco se acostumbró. Se adaptó el sistema, con mucho esfuerzo vivió contra su voluntad, sin embargo no vivía mal. Con el tiempo formó una familia, pero al cabo del tiempo se destruyó, los niños dejaron de ser ingeuos y el amor con que su espoza firmó en el registro civil se acabó, ahora estaba solo sintiéndose viejo para alcanzar ese sueño que jamás lo dejó en paz. Él no lo comprendía porque todo ese tiempo fue un amante de la vida deseoso de vivir como un niño tras un volantín. Sus estados mentales distaban mucho el uno del otro. Cuando él supo que sus padres desaparecieron, prometió abolir tal depresión e impotencia haciendo lo que ellos no pudieron: vivir con apego y devoción a lo que ellos creían, a lo que les gustaba, hacer ellos su vida y no el sistema.

Pasaron horas sentados en las viejas veredas recordando andanzas, añoranzas, volviéndo a conocerse. Pero la vida que le deparaba a su amigo lo desconsolaba, obligado a vivir sólo, de la nada, sin tener esa alma tan jubilosa que él tenía. Fue entonces cuando se puso de pie y le tendió la mano a su amigo, pero no para simplemente pararse, si no que para no dejar que la llama de su vida se apague.
- El pasado es pasado, lo único que podemos hacer de él es aprender, estamos muy cambiados pero somos los mismos. Ahora yo aprenderé de tí y tú de mí, no dejaré que tu alma se desvanezca en la nada hermano mío, aquel preciado sueño está lejos pero no difícil de alcanzar. Y su amigo sonriendo le agarró firmemente la mano, como si derrepente se le hubiesen quitado unos cuantos años de encima.


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2 comentarios:

Bonzo dijo...

que bonito cuento
como hehco para nosotros
o mas bien me recordo al pato.
tienes el terrible don broder.
escribes de maravillas.
ojala escribieras mas seguido para leer los diversos minicuentos.
LOS SUEÑOS SE HACEN REALIDAD CUANDO UNO DE VERDAD CREE EN ELLOS.



Bonzo

Mierda de Hombre dijo...

bonzo me comio las palabras XD, pero es verdad eso de los sueño, jajaja de los sueños ala realidad hay un paso, "no cuesta nada que de la nada un sueño realidad se haga"... cacha lo hice rimar recien XD soy seco... con esa mente brillante que tienes pronto sacaremos canciones propias y estaremos viviendo un sueño, que hasta hace poco parecia imposible... o no?
como sea XD saludos!!
ahi te ves!