lunes, 10 de noviembre de 2008

Lágrima...

Otra vez te he visto correr hasta el final de mi mejilla para que saltaras y llevaras contigo otro sentimiento que no valió la pena, una ilusión que por bien sembrada y cuidada que fue, no llegó a crecer ni convertirse en un cobijo para mi corazón, como todas las otras que partieron antes que tú con la misma esperanza de encontrar un alivio y templanza en lo más profundo de mis sentimientos.

Sé que habrán muchas más como tú y que llevarán con ellas otros recuerdos y emociones, pero tú por algún motivo fuiste especial, eras la que más esperaza me daba, porque todo parecía ser perfecto desde que nació la ilusión que te llevaste. Quien siempre pensé que nunca existiría en realidad lo hizo y apareció, todos estos años de sueños e ideales se habían concretado, pero quizás no en las circunstancias que quise y no me atreví a aceptar. La adversidad fue más fuerte que uno de mis deseos más grandes y anhelados de este último tiempo y tuve que dejarte marchar, lo siento mucho… Me siento como un niño estúpido que sólo juega con sus sentimientos y emociones porque no sabe controlarlas.

Creo que me has indicado el camino más obvio para salir de esta tormenta de emociones y pensamientos que invade mi mente, pero sabes tan bien como yo que pasará un buen tiempo antes de que te lleves esta ilusión por completo. Al menos, esta vez será distinto, ya sabemos como es el proceso. Dos veces en un año es algo bastante penoso, pero la enseñanza queda.

Espero que cuando una nueva luz ilumine mi corazón, sea una que te mantenga calma y serena, cuando aparezca alguien que nos de ese… ese sabor de vida que tanto anhelamos, que nos inunde de tranquilidad y amor en el que podamos ahogarnos con tranquilidad.

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